lunes, 21 de abril de 2014

Viaje a Lituania

La semana pasada me fui de vaje a Lituania con el programa COMENIUS. He de decir, que aunque el país no es muy concido a mí me gustó bastante. Seguramente esta época del año no es la mejor para visitarlo porque, al salir del invierno, el paisaje está seco y amarillo. Destaco el paisaje porque la mayoría de la tierra es campo. Cerca de Vilnius (la capital) el campo se extiende en todas direcciones, siendo unicamente interrumpido por algunas poblaciones de casas individuales, sin edificios altos. 
Hablando de la ciudad, lo que más me llamó la atención, fue probablemente la cantidad ingente de iglesias. Hay iglesias de muchas religiones y algunas son verdaderamente bonitas. La gente es muy creyente, incluso los jóvenes acuden a la iglesia. Esto es algo que no pasa en España, y que como no podía ser de otra manera, me sorprendió bastante. 
Quizá lo que menos me gustó fue la comida. No sé por qué, pero sinceramente comer sin pan y beber zumos de fruta en lugar de agua es algo que a mí no me gusta. Por otra parte fue interesante conocer la gastronomía de otro país, siempre está bien probar cosas nuevas.
Ahora vamos a lo que nos interesa: la gente. El mito de que los lituanos son gente muy guapa es cierto. Tanto las chicas como los chicos son altos, de ojos claros y casi todos con el pelo claro. Al vivir en un país donde la mayoría de la gente es morena me llamó bastante la atención que hubiera tanta población de piel tan blanca y ojos y pelo tan claros. Hablando de la relación con ellos, a mí me pareció que eran un poco tímidos. Al principio actuaban de forma distante con nosotros, pero nosotros también lo hacíamos con ellos, así que también tenemos parte de la culpa. El mayor impedimento era el idioma. Teníamos que hablar en inglés (ese era el objetivo del viaje) y dado que el nuestro, aunque es bueno, no llegaba a su nivel nos daba un poco de vergüenza interactuar con los demás. Esto se solucionó los últimos días, nos soltamos y hablabamos con ellos igual que entre nosotros.
También había estudiantes de Rumanía, Turquía y Suecia. Todos estabamos en el mismo hotel por lo que con ellos nos relacionábamos más que con los lituanos. Los rumanos y, sobretodo, los suecos tenían un nivel de inglés similar al de los lituanos. Eran los turcos los que, como nosotros, estaban más pez. Pero esto no fue un impedimento, hablábamos y reíamos, y se puede decir que nos hicimos amigos. 
Conocer a gente de nuestra edad procedente de otros países  me ha servido para darme cuenta de que los jóvenes somos jóvenes, aquí y en todas partes. No somos muy diferentes unos de otros: escuchamos la misma música, nos gustan las mismas cosas, pensamos de manera parecida... Quien no hace amigos es porque no quiere.
Cambiando un poco de tema, el viaje básicamente consistió en visitar museos, castillos y lugares destacables del país. También conocimos la ciudad y visitamos la universidad. Esto fue lo más aburrido del viaje, porque entre que las explicaciones eran en inglés y a veces nada interesantes se hacía un poco pesado. Pero no pasa nada, porque se compensa con lo positivo. 
Lo mejor de todo, fue conocer gente nueva y hacer amigos que nunca pensaste que harías.
Para acabar, yo repetiría sin dudarlo.

Os dejamos unas cuantas fotos del viaje.

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